quarta-feira, 12 de agosto de 2009

Casando com um Corinthiano

By: Internet.

*DIÁRIO DA ESPOSA*

Neste domingo à noite ele estava estranho.
Saímos e fomos até um bar para tomar um drink.
A conversa não estava muito animada, de maneira que pensei em irmos a um lugar mais íntimo.
Fomos a um restaurante e ele AINDA agindo de modo estranho.
Perguntei o que era, e ele disse que nada, que não era eu. Mas não fiquei muito convencida.
No caminho para casa, no carro, disse-lhe que o amava muito e de toda sua importância.
Ele limitou-se a passar o braço por cima dos meus ombros. Finalmente chegamos em casa e eu já estava pensando se ele iria me deixar!
Por isso tentei fazê-lo falar, mas sem me dar muita bola ligou a televisão, e sentou-se com um olhar distante que parecia estar me dizendo que estava tudo acabado entre nós, que já havia outra em meu lugar.
Por fim, embora relutante, disse que ia me deitar.
Mais ou menos 10 minutos ele veio se deitar também e, para minha surpresa correspondeu aos meus avanços, e fizemos amor. Mas depois ele ainda parecia muito distraído e adormeceu.
Comecei a chorar, chorei até adormecer. Já não sei o que fazer...ele vai me deixar.
Tenho quase certeza que ele tem alguém e que a minha vida é um autêntico desastre.



*DIÁRIO DO MARIDO CORINTHIANO*

Porra...o Corinthians perdeu de novo....fiquei chateado a noite toda, mas pelo menos dei umazinha.
Mas ainda tô chateado....mas domingo contra o Atlético a gente vai a forra !!!

segunda-feira, 10 de agosto de 2009

Wikipedia - Pedro Serrano - El Capitán

Pedro Serrano

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Vista aérea del conjunto de arrecifes denominado Arenal Serrana o Banco de Serrana.
Aspecto del Cayo Serrana, única zona que actualmente cuenta con vegetación de todo el arenal.

Pedro Serrano fue un capitán español que en 1526 sobrevivió, junto con otros dos compañeros, al naufragio de un patache español en un banco de arena del Caribe, llamado ahora Serrana Bank (Banco de Serrana) en su honor, situado en latitud 14º 20' N y longitud 80º 25' O, a 130 millas nauticas de San Andres Islas, en territorio Colombiano. Finalmente, de los 3 náufragos, tan sólo Pedro Serrano llegó a ser rescatado en 1534, 8 años después del naufragio.

La historia de Pedro Serrano [editar]

Parece ser que en 1526, un fuerte temporal sorprendió a un patache español que navegaba de La Habana a Cartagena de Indias, pereciendo en el hundimiento toda la tripulación, con la excepción del capitán del barco, Pedro Serrano, y dos marineros, que lograron llegar a un inhóspito banco de arena sin apenas vegetación y sin fuentes de agua dulce.

Lo que siguió al naufragio fue una auténtica odisea, con los tres supervivientes alimentándose fundamentalmente de pájaros y peces, y bebiendo muy a menudo sangre de tortugas marinas como suplemento al agua de lluvia que de vez en cuando podían recoger. Fue fundamental la idea de utilizar caparazones de moluscos, conchas de tortuga, y un pequeño depósito que pudieron construir con los restos del naufragio para almacenar el agua. A pesar de todo, uno de los marineros murió en los primeros días de estancia en el banco de arena.

Cuando los dos supervivientes llevaban 3 meses viviendo en el banco de arena, tuvieron la visita de otros dos supervivientes de otro naufragio, que habían llegado hasta la orilla en un pequeño bote. Parece ser que uno de los visitantes se quedó en el banco de arena, mientras que el marinero a las órdenes de Pedro Serrano partió en el bote junto con el segundo visitante para tratar de llegar a Nicaragua y pedir ayuda.

Como nunca más se supo de los que partieron en el bote, Pedro Serrano y su acompañante quedaron totalmente aislados, en la más profunda soledad durante los 8 años siguientes. El banco ni siquiera estaba entonces situado en las cartas marinas.

Como el banco estaba desprovisto de cualquier refugio, los dos náufragos construyeron durante su larga odisea una pequeña torre a base de rocas y corales, que además de refugio contra los vientos reinantes les sirvió para efectuar señales de humo a partir del fuego que encendían de vez en cuando con los restos de naufragios que iban llegando a la playa. Hoy resulta increíble la capacidad de supervivencia de estos dos hombres, que jamás se dieron por vencidos.

Finalmente, en 1534, la tripulación de un Galeón que iba a La Habana desde Cartagena de Indias divisó las señales de humo que los náufragos hacían desde su banco de arena. Enviaron un bote para socorrerles, y los llevaron al Galeón.

Tristemente, el compañero de desgracias de Pedro Serrano durante 8 años, falleció al poco tiempo de haber embarcado en el Galeón. Ni siquiera llegó a divisar tierra firme después de ser rescatado.

La suerte fue muy distinta para Pedro Serrano, quien consiguió regresar a España para comenzar una nueva vida que le dio fama y dinero y le convirtió en un personaje famoso no solo en la Corte Española, sino también en el resto de Europa, debido a los muchos viajes que hizo para narrar sus peripecias en las reuniones de la alta sociedad.

Antes de fallecer, Pedro Serrano dejó constancia de las penalidades sufridas en la compañía del otro náufrago en unos documentos que muestran al leerlos la angustia y el sufrimiento interminables producto del abandono más absoluto a su suerte. Su relato se encuentra hoy día en el Archivo General de Indias, en Sevilla.

El banco de arena en el que Pedro Serrano y su compañero vivieron su desgracia, ha permanecido relativamente inalterado hasta nuestros días. Fue ocupado por marines estadounidenses durante el conflicto con Cuba. Parece ser que durante los años 1990 unos aventureros estadounidenses que visitaban Serrana Bank localizaron la torre de rocas que construyeron los náufragos españoles, así como los restos de muchos de los utensilios utilizados por estos para su supervivencia. También buscaron tesoros, aunque en el relato de Serrano, lógicamente no existen alusiones a ningún tesoro.


Comentarios hechos por Garcilaso de la Vega "El Inca", a propósito de las peripecias de Pedro Serrano en el banco.

"La isla Serrana que está en el viaje de Cartagena a La Habana se llamó así por el español, llamado Pedro Serrano, cuyo navío se perdió cerca de ella y él sólo escapó nadando, que era grandísimo nadador, y llegó a aquella isla, que es despoblada, inhabitable, sin agua ni leña, ni aún yerba que poder pacer, ni otra cosa alguna con que entretener la vida.
Así pasó la primera noche, llorando su desventura.
Luego que amaneció volvió a pasear la isla, que es despoblada, halló algún marisco que salía de la mar, como son cangrejos, camarones y otras sabandijas, de las cuales cogió las que pudo y se las comió crudas, porque no había candela donde asarlas o cocerlas.
Así se entretuvo hasta que vio salir tortugas; viéndolas lejos de la mar, arremetió con una de ellas y la volvió de espaldas; lo mismo hizo de todas las que pudo, que para volverse a enderezar son torpes; y sacando un cuchillo que de ordinario solía traer en la cinta, la degolló y bebió la sangre en lugar de agua.
Lo mismo hizo de las demás; la carne puso al sol para comerla hecha tasajos, y para desembarazar las conchas para coger agua en ellas de la llovediza, porque toda aquella región, como es notorio, es muy lluviosa.
Viéndose Pedro Serrano con bastante recaudo para comer y beber, le pareció que si pudiese sacar fuego para siquiera asar la comida y hacer ahumadas cuando viese pasar algún navío, que no le faltaría nada.
Con esta imaginación dio en buscar un par de guijarros que le sirviesen de pedernal, porque del cuchillo pensaba hacer eslabón, para lo cual no hallándolos en la isla, porque toda ella estaba cubierta de arena muerta, entraba en la mar nadando y se zambullía.
Y tanto porfió en su trabajo que halló guijarros y sacó los que pudo; y viendo que sacaba fuego, hizo hilas de un pedazo de la camisa, muy desmenuzadas, que le sirvieron de yesca.
Y para que los aguaceros no se lo apagasen hizo una choza de las mayores conchas que tenía de las tortugas que había muerto, y con grandísima vigilancia cebaba el fuego porque no se le fuese de las manos.
Dentro de dos meses, y aún antes, se vio como nació, porque con las muchas aguas, calor y humedad de la región se le pudrió la poca ropa que tenía.
El sol con su gran calor le fatigaba mucho, porque ni tenía ropa con que defenderse y había sombra a que ponerse.
Cuando se veía muy fatigado se entraba en el agua para cubrirse con ella.
Con este cuidado vivió tres años, y en este tiempo vio pasar algunos navíos; mas aunque hacía él su ahumada, que en el mar es señal de gente perdida, los barcos no la veían, y se pasaban de largo, de lo cual Pedro Serrano quedaba tan desconsolado que tomara por partido morirse y acabar ya.
Al cabo de los tres años, una tarde, sin pensarlo, vio Pedro Serrano un hombre en su isla, que la noche antes se había perdido en los bajíos de ella y se había sustentado en una tabla del navío.
Cuando se vieron ambos, no se puede certificar cuál quedó más asombrado de cuál. Serrano imaginó que era el demonio que venía en figura de hombre para tentarle en alguna desesperación.
El huésped entendió que Serrano era el demonio en su propia figura, según lo vio cubierto de cabellera, barbas y pelaje.
Cada uno huyó del otro, y Pedro Serrano fue diciendo: ¡Jesús, líbrame del demonio!
Oyendo esto, se aseguró el otro, y volviendo a él le dijo: "No huyáis, hermano, de mí, que soy cristiano como vos"; y para que se certificase, dijo a voces el Credo.
Durante otros cuatro años vieron pasar algunos navíos y hacían sus ahumadas, más no les aprovechaba, por lo cual ellos se quedaban tan desconsolados, que no les faltaba sin morir.
Al cabo de este largo tiempo acertó a pasar un navío tan cerca de ellos que vio la ahumada y les echó el batel para recogerlos. Así los llevaron al navío donde admiraron a cuantos los vieron y oyeron sus trabajos pasados.
El compañero murió en la mar viniendo a España.
Pedro Serrano llegó acá y pasó a Alemania, donde el emperador estaba entonces; llevó su pelaje como lo traía para que fuese prueba de su naufragio y de lo que en él había pasado.
Algunos señores le dieron ayuda de costas para el camino y la majestad imperial, habiéndole visto y oído, le hizo merced de cuatro mil pesos de renta. Yendo a gozarlos murió en Panamá, que no llegó a verlos."

Pedro Serrano y Robinson Crusoe [editar]

Daniel Defoe, escritor inglés nacido en 1661 y autor de Las Aventuras de Robinson Crusoe, tuvo durante su vida una época en la que se dedicó a negocios que le llevaron a España y a Francia, lo que le dio la oportunidad de conocer con detalle la historia de Pedro Serrano, que todavía casi dos siglos después seguía siendo recordada. Los últimos estudios sobre Las Aventuras de Robinson Crusoe y su autor, señalan que la obra que Daniel Defoe terminó de escribir en 1719, se basó fundamentalmente en la historia real de Serrano, en alternancia con las situaciones vividas por otro náufrago posterior a Serrano, llamado Alexander Selkirk, que había naufragado y vivido durante cuatro años en el archipiélago de Juan Fernández.

Referencias [editar]

  • La sección de historia está principalmente basada en el artículo de Juan Manuel Gracia Menocal, publicado en la Revista Naval Española, en octubre de 1998.

domingo, 9 de agosto de 2009

A recusa do Ser - rano

A vida nos proporciona inúmeras situações que às vezes paramos para refletir sobre sua real necessidade e a finalidade pela qual passamos pela Terra.

Mas neste final de semana algo muito diferente me ocorreu e fez com que analisasse, com mais vagar, qual seria minha situação perante a existência e qual o plano divino traçado para minha vida.

Estava em casa, no sossego, assistindo a um belo filme em alta resolução no aparelho Blue Ray Disk, quando algo fora do extraordinário aconteceu.

Tocou a campainha de minha casa duas jovens mulheres, muito bem vestidas e com o rosto angelical e um rapaz muito bem trajado e com aparência feliz, com o rosto convidativo a um bom bate-papo, não tardou a perceber que se tratavam de Testemunhas de Jeová e vieram em minha casa com a intenção de verificar se encontrei o Senhor, diga-se de passagem, nem sabia que ele estava perdido.

Frente ao filme que estava assistindo “Wolverine”, cujo personagem vive a angustia de buscar a sua identidade e entender sua finalidade terrena, achei que o chamado em minha porta era um aviso celestial e que tinha que atender aquelas pessoas com a paciência divina de ouvir tudo que tinham a me passar.

Todavia, ao sair de casa com o característico sorriso no rosto, pra minha surpresa, fui medido dos pés a cabeça pelos integrantes da igreja e simplesmente desistiram de salvar a minha alma. Recusaram-se e me prestar a palavra do senhor, como se fosse uma alma previamente condenada a viver no lodo e calor insuportável do inferno, rodeado de crentes por todos os lados. Pense na situação, esses caras perdem o dia tentando encontrar ouvidos para suas ladainhas e quando um cristão se põe a ouvi-los, simplesmente existe a recusa, com um breve pedido de desculpas.

Assim, triste e com o peso da eternidade ardendo em minhas costas voltei para meu filme e tive a alegria passageira de dividir com o protagonista Wolverine a experiência de ser recusado por minha raça e ter que passar a viver na clandestinidade, sem a compreensão de meus semelhantes.